miércoles, 14 de septiembre de 2011

Hola Bloggers (:
Como os prometí, volví a escribir asi que aquí me hallo de nuevo para dejar otra entrada nueva.
Es un relato un poco más duro, de esos que me gustan escribir a mi.
Espero que os guste.


Muñeca de trapo.


Aún recuerdo aquellos momentos tan felices que pasábamos juntos.
Esas tardes paseando por el parque, comiendo helado, cuando me llevabas al monte a ver la puesta de sol y sobre todo cuando te tumbabas junto a mi y me abrazabas.
El tiempo era maravilloso a tu lado, no quería que esos momentos pasasen nunca.
Ahora se ve un poco borroso.
¿Recuerdas cuánto me quería tu madre? A veces piensa en mi, puedo verlo, y lo hace con lágrimas en los ojos. Luego se calma cuando me acerco a abrazarla.
Y Mario está tan mayor... Que alegría me da verle crecer tan guapo y sano.
La verdad es que mi hermana lo está cuidando de maravilla. Ella también me recuerda con lágrimas en los ojos.
Mamá está muy consumida, a veces la visito en el hospital y la veo postrada en esa cama. Tengo que apartar la vista muchas veces, no soy capaz de soportarlo.
Bueno tu eso ya lo sabes, sabes que nunca fui fuerte, que siempre fui débil y estúpida.
Ella ya ni llora, su mente está en colapso, pero por lo menos no sufre, puedo notarlo cuando la veo.

En cuanto a ti...
No te reconozco.
Estás tan descuidado,tan horrible y tan destrozado que me das pena... bueno no, la pena se quedó atrás, ahora lo que me das es asco.
Antes nunca te hubiera dicho eso, pero es que antes era muy débil y cobarde, siempre atada a ti y tu sucia merced.
En realidad no te deseo mal, espero que puedas rehabilitar tu retorcido cerebro y ser una persona nueva.
Que puedas disfrutar de la vida, ya que tu por lo menos gozas de ella.
A veces te visito a ti y veo que a menudo te pegan...
¿Duele verdad? Quizá era eso lo que necesitabas, sentirlo en tu propia carne para dejar de hacerlo por tu propia cuenta.
Gracias a Dios que tu hijo ya no recuerda nada. Y menos mal que no quiere saber nada de ti, por que no te lo mereces.

¿Recuerdas cómo me machacaste a base de insultos hasta hacerme sentir basura? ¿Recuerdas aquellos empujones, golpes y esos "puta" qué me dedicabas? ¿Recuerdas cuándo me dejaste el cuerpo entre tonos morados y rojos? ¿Recuerdas cómo brotaba mi esencia y se iba derramando por el suelo?
Yo si, cada día.

Te pedía que lo dejases.
No paraste.
No me escuchaste.
Tus ojos se tornaron de color rojo en el momento en que me agarraste.
Me dijiste que era una "puta".
Me pegaste.
Me chocaste contra la pared.
Me cogiste por el pelo, me arrojaste contra la mesa y partí el cristal con las costillas, no imaginas cuanto me dolió sentir los vidrios entrando en mi pecho...
Me pateaste la espalda.
Me chocaste contra el sofá.
Me violaste.
Y cuando terminaste de hacerme tuyo seguiste pegándome, me rompiste los huesos, los pulmones se me encharcaron, los ojos se me nublaron, te pedía que parases pero ya no eras tú... Me hiciste tornar a tonos morados y rojos y en ese momento sentí como la vida se me iba con la última exhalación.
Si, me mataste. Y lo peor de todo, huiste.




Pero ahora ya no me importa.
Tuviste a la mejor persona que podrías haber deseado y merecido junto a ti y la destruíste por completo.
Ahora soy feliz.

Y todo se volvió borroso de nuevo.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Hola a todos de nuevo (:

He estado ausente durante unos meses lo sé, pero es que he tenido una temporada de esparcimiento y algún que otro problemilla.
Ahora vuelvo y espero que os gusten mis relatos y otras cosas.


ELLOS.

Ellos no se conocían, vivían ajenos a su existencia.
Eligieron ese día, casi a la vez para salir a pasear por la ciudad.
Las 18:45, una temperatura buenísima y ambos inmersos en sus mundos bajo el influjo que les ofrecía la música que iban escuchando en sus reproductores.

Uno se paró a tomar un café en un bar que le encantaba y mientras daba pequeños sorbos disfrutando el sabor de aquel café puro iba observando a las miles de personas que por allí aparecían y desaparecían.

El otro por su parte volvía a casa malhumorado, había olvidado el móvil.
Lo encontró debajo de la cama, lo cogió y salió de casa caminando lentamente y pisando fuerte, como si quisiera que el enfado que llevaba encima se fuese con cada pisotón.
Y parece ser que lo consigió. En diez minutos iba risueño y metido otra vez en el mundo tan mágico que le brindaba el reproductor y que para el era indispensable.

Uno se puso en marcha y caminó hacia la entrada del parque. Ese parque enorme que tanto le gustaba y tan buenos recuerdos le traía.

El otro caminaba con un donuts en la mano.
Justo en ese instante giró la cabeza a la derecha y pudo ver el precioso follaje que el otoño le había regalado a aquel inmenso parque en el que tantas veces había jugado. Y entró en el.

A lo lejos se vieron y se sintieron conocidos, aun así cada uno cambió de dirección un poco extrañados.
Caminaron por el parque hasta que una necesidad desconocida de reencontrarse brotó en ambos.
Y se buscaron.

Tras un rato se vieron y tímidos se acercaron. Solo se miraron a los ojos. Se lo decían todo a través de ellos.
Fue un momento difícil , sus músculos se agarrotaron y sus sentidos se nublaron.
Los nervios les invadieron, pero ellos seguían mirándose. Solos. En mitad de aquel parque que tanto significaba para ambos.

De repente, como impulsado por algo desconocido, uno se acercó un poco a el otro y le puso la mano encima de la suya. Fue un contacto que erizó los vellos de ambos, su sangre corría con furia en su interior y el corazón quería estallar.
Entonces el otro puso su otra mano sobre la de uno.
Algo tembló dentro de ellos.
Pero seguían mirándose.
Ahora el que se acercó fue el otro.
Sus miradas entrelazadas les mandaban fuego y sentían como el cuerpo les ardía.
No podían parar de mirarse. No querían parar de hacerlo.

Se acercaron sin parar de mirarse, se tocaron para ver que eran reales, pues se sentían en un sueño.
Apretaron sus manos en los cuerpos ajenos, se abrazaron como si quisieran fusionarse.
Fue entonces cuando uno rompió el silencio.
-Te he estado buscando durante toda mi vida. Y más se apretaban sus cuerpos.
-Pues ahora no me dejes escapar. Y volvieron a mirarse.

No se conocían, estaban ajenos de quienes eran, ignorantes de lo que iba a pasar.
Y se besaron.
En ese momento el mundo se paró.
No hablaban, sus cuerpos lo hacían por ellos.
Pasaron unos minutos, se separaron y se miraron.
-Me encantan tus ojos. Dijeron ambos y sonrieron tímidamente.

Sin decir nada se marcharon juntos, mirando al suelo y en silencio.
Pero el otro se sentía incómodo asi que le cogió la mano a uno y esa sensación les volvió de nuevo.
Sonrieron, se miraron y cogidos de la mano se marcharon.

-¿Por qué has tardado tanto en llegar a mi vida?. Preguntó uno.
-Eso mismo me estaba preguntando yo. Respondió el otro.







It's Koki bitch!